¿Cuáles son los intereses que realmente importan? ¿Se presta suficiente atención a las prioridades de la mayoría de la población? ¿Somos como sociedad plenamente conscientes de lo que es esencial? ¿O estamos siendo manipulados para satisfacer los intereses de unos pocos?
Una de las razones principales por las que el ser humano no ha alcanzado un estado de paz y armonía consigo mismo y con su entorno es la falta de reflexión sobre estas preguntas. Hoy en día, vivimos atrapados por la necesidad constante de atraer miradas y recibir aprobación, síntomas evidentes de una crisis generalizada de autoestima.
Muchas filosofías destacan la importancia del crecimiento individual y de abrir la mente para dejar de lado aquello que no importa: ingresos excesivos, consumismo desmedido, opulencia innecesaria y la obsesión por la aprobación social.
Sin embargo, este enfoque, concebido originalmente para fomentar el desarrollo interno, ha sido tergiversado. En lugar de promover una introspección individual genuina, ha generado un individualismo exacerbado, donde solo importa lo que “yo digo”, “yo pienso” y “yo creo”. Lo que la psicología nos enseña sobre la importancia del “yo” ha degenerado en un “yo soy lo único importante”.
Cuando surgen protestas, suelen ser pocos los que alzan la voz en un intento por criticar un sistema en el que se sienten invisibles. En teoría, la democracia debería garantizar que estos intereses sean escuchados, pero en la práctica, los cargos gubernamentales a menudo se convierten en plataformas para ascender personalmente, dejando pocos resultados tangibles.
El Conflicto de Intereses en la Economía
Es fundamental preguntarse si los intereses individuales coinciden con los colectivos. ¿Cuáles son tus prioridades más inmediatas? ¿Qué come tu familia? ¿Y qué hay de la familia de tu vecino? El sistema capitalista enfrenta aquí su mayor dilema: su mayor fortaleza, la individualidad, es también su mayor debilidad. Adam Smith argumentaba que el egoísmo motiva a las personas a buscar ingresos a través del comercio, fomentando la competencia y manteniendo precios accesibles. Sin embargo, este mismo egoísmo puede ser manipulado por quienes comprenden las dinámicas del sistema, permitiéndoles acumular poder y riqueza desmedida, a costa de las mayorías.
Aquí algunos ejemplos históricos de manipulación de la libertad usando como sustento el individualismo:
Cercamientos en Inglaterra
Durante los siglos XVIII y XIX, los terratenientes británicos cercaron tierras comunales, privando a los campesinos de sus medios de subsistencia. Este proceso, conocido como “enclosures”, facilitó la acumulación de capital que Karl Marx describió en sus obras. Familias aristocráticas, como los Duques de Westminster, aún se benefician de estas apropiaciones.
Expropiación de Tierras Indígenas en México
En el Porfiriato (1876-1911), las leyes de baldíos justificaron la apropiación masiva de tierras indígenas bajo la premisa de que eran improductivas. Se estima que alrededor de 49 millones de hectáreas pasaron a manos de hacendados, dejando una herencia de desigualdad agraria que persiste hasta nuestros días.
La Masacre de las Bananeras en Colombia
En 1928, la United Fruit Company, con el respaldo del gobierno, utilizó al ejército para reprimir una huelga de trabajadores. Este episodio trágico, que dejó entre 800 y 3,000 muertos, evidencia la connivencia entre el estado y las corporaciones para proteger intereses privados.
Pongo de manifiesto como el individualismo transgrede la sociedad y se usa sin conciencia, por lo que te pregunto:
¿Es el Cambio Climático un asunto individual o colectivo?
La realidad es que no veo un consenso real sobre la responsabilidad individual al respecto, los países desarrollados quieren que el mundo se haga responsable después de que son ellos los que más han contaminado y ahora los que deben pagar con subdesarrollo son los países en crecimiento, ¡todo sea por el bien común!
Los países en desarrollo parecen que están pagando la factura con más pobreza y estancamiento, enfrentan el desafío de equilibrar crecimiento económico y sostenibilidad. Por ejemplo, En América Latina y el Caribe contribuyen con solo el 5%, de las emisiones globales, imagina cuanto contribuye cada país en temas de calentamiento global, pero tienen tareas como si fueran los principales causantes del problema, en Colombia se ha optado por reducir su dependencia de combustibles fósiles, como el cierre de minas de carbón, uno de sus principales ingresos junto con la producción petrolera.
En contraste, Europa ha retomado el uso del carbón, agudizando la injusticia climática: ¿los ricos contaminan y los pobres sufren las consecuencias?
La creación de mercados de carbono, lejos de mitigar emisiones, ha generado un espacio especulativo dominado por grandes corporaciones. Estos mercados permiten que los países industrializados trasladen sus responsabilidades ambientales a naciones más pobres, perpetuando la desigualdad global.
Reflexiones Finales
Es imperativo tomar conciencia sobre el uso de recursos y la mitigación del impacto ambiental.
Si bien es esencial desarrollar tecnologías alternativas y energías renovables, estas decisiones deben respetar la soberanía de los países propietarios de los recursos naturales.
La responsabilidad no puede recaer en la misma proporción en los países en desarrollo; estos son dueños de los costos sociales, pero también son dueños de los recursos, es un esfuerzo que requiere compromiso global, pero primordialmente de los países desarrollados, quienes ya generaron un desequilibrio de emisiones y son responsables directamente de la crisis del cambio climático.
La humanidad debe replantear sus prioridades y buscar un equilibrio entre intereses individuales y colectivos. Solo a través de acciones colectivas y equitativas podremos afrontar los retos actuales y futuros con esperanza y determinación.
Soy Armando Matta, todo es debatible. ¿Tú qué opinas?
Armando Matta R. es economista, especialista en Economía Ecológica y Ambiental armandomatta@yahoo.com