
Este año se cumplirán más de 10 años del Buen Fin, pero esta vez en un entorno de elevada inflación. ¿Se logrará bajar los precios con esta agresiva “fiesta de los descuentos”? De acuerdo a los datos con los que contamos, su incidencia será menor a lo que presumen el gobierno y las cámaras empresariales.
De acuerdo al estudio ¿Realmente bajan los precios durante el Buen Fin? de Raymundo M. Campos Vázquez y Eduardo M. Medina Cortina, publicado por el Trimestre Económico (número 334, abril-julio 2017), los establecimientos se suelen preparar en buena medida para acoger tal acontecimiento, subiendo en promedio un 2% los precios entre los meses de septiembre a octubre, y compensándolo con subidas adicionales hacia finales de noviembre o principios de diciembre alrededor de otro 2%. Suelen participar el 50% de los productos del mercado con un promedio de descuento del 15%, lo que da una disminución aproximada del 7% en el total de los productos y servicios ofrecidos. Participan alrededor de 130,000 establecimientos y cerca de un 20% al menos, se realiza on line (si bien este porcentaje sube exponencialmente cada año).
¿Qué efectos tienen todas estas cifras sobre la inflación? En la segunda quincena de noviembre tendremos una disminución espectacular, pero que -como se ha mencionado- hay que descontar con un aumento promedio del 2% en las semanas previas y entre un 1 y 2% en las semanas posteriores. La cifra desembolsada este año puede alcanzar la friolera cantidad de los 300 mil millones de pesos. ¿Una cantidad que luego disminuye en la Navidad? Probablemente se adelantan compras, que luego ya no se realizan en las fiestas decembrinas (alrededor de un 10% paga sus compras con el adelanto del aguinaldo).
No existe un estudio empírico detallado del efecto del Black Friday en Estados Unidos sobre los precios. Parece ser que alcanza cotas superiores a las mexicanas, pero se restringe a ciertas líneas de productos, especialmente electrónicos. Este año además, tanto en Estados Unidos como en México, la inflación ronda el 9% y la subyacente otro tanto, por lo que será especialmente interesante analizar si el Buen Fin ayuda a desinflar la espiral inflacionaria. El resultado al final, sumado a los aumentos previos y posteriores al Buen Fin, así como a la disminución de gasto durante el mes de diciembre, pensamos que su efecto será limitado.
El gobierno ha apostado por las medidas ortodoxas de control del circulante a través del aumento de la tasa de interés. Ha preferido no utilizar mecanismos como el recorte del “Quantitative Easing” o en la disminución del “corto” (el efectivo que hay en la economía), medidas a las que era más afecto Guillermo Ortiz, cuando fue Gobernador de Banco de México. En otros países se establece un tipo de cambio fijo o una banda de flotación (medida “sucia”) para disminuir la inflación que viene del exterior. Salinas de Gortari acudió a ésta con los efectos tan desastrosos del error de diciembre, pero en muy pocos años bajó la inflación de un 170% a cifras de un solo dígito. Otra de las medidas que utilizó fue eliminar o disminuir sustancialmente los aranceles, para que los precios nacionales tuvieran que bajar ante el embate de las empresas extranjeras, especialmente productos chinos, acompañadas de altas tasas de interés por parte de las instituciones de crédito.
El Buen Fin a nuestro juicio podrá bajar algunas décimas temporalmente la tasa de inflación, pero se necesitan medidas de ataque frontal e integral, más allá de las tasas de interés, y de algunos elementos de ornato, como han hecho el PACIC I y II. Estamos ante una inflación causada por choques de oferta y de demanda, por lo que las medidas deben ir en los mismos sentidos para ser exitosas.
*Xavier Ginebra Serrabou es Máster y Doctor en Derecho de la competencia, Profesor Investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad Panamericana y miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores.