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En las películas se nos muestran bonitas cavas italianas y al verlas nos imaginamos estar allí, pues ¿qué crees?  No necesitas ir hasta el otro lado del mundo para conseguirlo, ya que el estado de Querétaro, además de caracterizarse por ser uno de los lugares que aún conserva su estilo colonial, proporciona una experiencia vinícola imperdible.

Así que toma todo lo necesario y anímate a recorrer estos cuatro viñedos en Querétaro.

1. La Redonda 

Si tu idea es un lugar bastante accesible, Viñedos La Redonda es la opción perfecta, pues con sus más de 40 años de historia, nos ofrece una experiencia única.

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Aquí podemos encontrar 7 diferentes tipos de uva, por ende una gran variedad de vinos que seguro te encantarán. Algunos de ellos son algunos de los más reconocidos del país.

Viñedo la Redonda.

La Redonda también es sede de varios festivales importantes, además ofrece catas de vino, alimentos y visitas guiadas para una experiencia completa.

Dónde: Carr. San Juan del Río a Ezequiel Montes Km 33.5, 76650 Ezequiel Montes, Qro.

2. Viñedos Azteca 

Consolidados en 2010, Viñedos Azteca tiene una historia de emprendimiento y amistad con un concepto a pequeña escala, pero de la mejor calidad.

Viñedos Azteca

Aquí podrás disfrutar de una agradable caminata por sus viñedos, con seis diferentes variedades de uva.

Por supuesto, no puede faltar la degustación, que combina la naturaleza y la relajación.

Dónde: Carr. San Juan del Río Cadereyta, km 40,4, Los Perez, 76686 Ezequiel Montes, Qro.

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3. Finca sala vivé by Freixenet

La experiencia que Freixenet ofrece es para toda la familia, así que no hay pretexto para no visitar estos relajantes viñedos en Querétaro.

Aquí podrás tener una visita guiada por las cavas de vino a 25 metros de profundidad y una degustación de sus famosos vinos espumosos.

Viñedo Finca sala vivé by Freixenet.

Pero si lo tuyo es que un verdadero experto te dé su punto de vista, entonces te recomendamos el recorrido guiado por un sommelier, para que no te quedes con ninguna duda.  

Dónde: Carretera San Juan del Río – Cadereyta Km. 40.5 Los Perez, 76686 Ezequiel Montes, Qro.

4. Los Rosales 

Por último, pero no menos importante, tenemos los Viñedos Los Rosales, que se caracterizan por elaborar un vino puramente artesanal. Esto hace que su bebida obtenga un color rojo vibrante, que parece sacado de la fantasía.

Viñedo Los Rosales.

Al igual que los anteriores, Los Rosales tiene visitas guiadas y recorridos para que puedas aprender todo sobre la elaboración del vino. Y, claro, la degustación no puede faltar.

Dónde: Carretera Tequisquiapan – Ezequiel Montes Km 47, El Sauz, 76796 Tequisquiapan, Qro.

Sin duda, una experiencia diferente. ¿Qué estás esperando para conocer estos viñedos queretanos? 

Pese a que pueda parecerlo, aún no estamos en recesión. Aunque una recesión se define como dos trimestres sucesivos de crecimiento negativo del PIB, se trata esencialmente de un periodo en el que el crecimiento económico cae de forma significativa y las tasas de desempleo aumentan.

Dada la falta de una definición precisa, no siempre hay un acuerdo total sobre si una economía está en recesión, pero la actual crisis del coste de la vida hace que muchos se pregunten cuándo comenzará la próxima.

Inflación galopante

El consenso general entre los economistas es que es probable que se produzca una recesión en algún momento de 2023. Esta expectativa se debe, en gran medida, a las subidas de tipos de interés que los bancos centrales de todo el mundo han acometido para combatir la inflación.

La inflación –la tasa de crecimiento de los precios que pagamos por los bienes y servicios– ha subido a niveles no vistos en cuatro décadas. Las altas tasas de inflación tienen un impacto negativo en el poder adquisitivo y dificultan la compra de artículos de primera necesidad, como la comida. La inflación también tiene un impacto negativo en la eficiencia económica, lo que se traduce en un menor crecimiento general.

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Un primer plano de un surtidor de gasolina con un precio de 208,9 visible en el fondo
La inflación ha hecho subir el coste de la vida al afectar a los costes de la gasolina, los alimentos y el alquiler. THE CANADIAN PRESS/Sean Kilpatrick

Cuando los tipos de interés suben, resulta más caro financiar la compra de artículos más grandes, como coches, casas y vacaciones. Cualquier compra que requiera financiación se vuelve más costosa cuando suben los tipos de interés.

Cuando las deudas existentes tienen tipos de interés variables también aumenta el coste de mantenerlas. Como resultado de estas subidas, la demanda de muchos bienes y servicios disminuye y, a la larga, también lo hace la inflación.

¿Qué ocurre en una recesión?

Durante una recesión las empresas se ven obligadas a reducir la contratación, despedir trabajadores y reducir horas de trabajo.

Muchas de estas pérdidas de empleo se concentran en el sector de los servicios, sobre todo en las plataformas digitales, donde los ingresos tienden a ser más bajos y el empleo es precario.

Un hombre con una máscara que lleva una caja de pertenencias frente a una fila de cubículos
Una recesión puede provocar la pérdida del empleo para muchos trabajadores. (Shutterstock)

Una pérdida de ingresos significa que la gente tiene que recurrir a sus ahorros –suponiendo que los tengan– para pagar artículos esenciales como la comida, el alojamiento y el transporte. La posibilidad de perder el empleo, o de ver reducidas las horas de trabajo, es, por tanto, el mayor impacto de una recesión para las familias. Así pues, la mayoría de la gente debería prepararse.

Cómo prepararse

Ante la amenaza de una recesión muchas familias están legítimamente preocupadas por el estado de sus finanzas. En previsión, explicamos seis consejos que pueden seguir para prepararse para una recesión:

  1. Reduzca los gastos de inmediato, especialmente en los artículos no esenciales. Aproveche la oportunidad para revisar su presupuesto y reconsiderar los hábitos de gasto diarios que se acumula. Por ejemplo, reconsidere las comidas que se hacen fuera de casa o las transferencias que salen automáticamente de su cuenta cada mes. Es un buen momento para racionalizar y justificar los hábitos de gasto.
  2. Pague su deuda de la tarjeta de crédito ahora. Es importante pagar las deudas de las tarjetas de crédito en la medida de lo posible y lo antes posible. En los próximos meses, los tipos de interés seguirán subiendo, lo que hará más difícil gestionar las deudas. Los saldos de deuda más bajos permiten un menor nivel de pagos de intereses, lo que hace más fácil navegar por los periodos financieramente difíciles.
  3. Preste especial atención al pago de las facturas y evite los recargos por demora. Estos cargos también se acumulan con el tiempo. Haga un plan para asegurarse de que los pagos de las facturas se realizan en la fecha de vencimiento o antes. Pagar las facturas con retraso da lugar a penalizaciones monetarias que siempre se deben evitar, pero especialmente durante una recesión.
  4. Prepárese para perder su empleo. Asegúrese de que sus currículos y cartas de presentación están actualizados y de que está preparado para buscar trabajo. En caso de perder el empleo, esté preparado para encontrar otro trabajo pronto.
  5. Hágase más empleable. Dado que las recesiones suelen afectar más a quienes tienen menos experiencia y menos preparación, mantenga actualizados sus conocimientos relacionados con el trabajo. Explore opciones virtuales que le permitan actualizarse, o las ofertas presenciales a través de colegios y universidades, para ampliar su formación y desarrollo de habilidades.
  6. Si puede, intente conseguir un trabajo a prueba de recesión. Los trabajos más resistentes a la recesión dependen de los niveles de cualificación, pero suelen estar en el sector público, la sanidad y la educación. Por supuesto, estos trabajos no son para todo el mundo. Cada persona debe considerar las opciones que se ajusten a sus habilidades y preferencias. Esta estrategia tiene mucho más éxito cuando las habilidades y los currículos están actualizados y se está bien preparado.
Un hombre siendo entrevistado virtualmente en un ordenador
Es mejor estar preparado para empezar a buscar un nuevo empleo en caso de ser despedido. (Shutterstock)

Planificar para lo peor pero esperar lo mejor

Algunas de estas estrategias son más fáciles de aplicar que otras. Pero quizá la mayor lección de todas sea estar siempre preparado para lo peor. Las recesiones, o las recesiones económicas, forman parte de lo que se llama el ciclo económico, que describe los altibajos de la economía. Las recesiones suelen producirse una vez cada década y a veces con más frecuencia.

Las personas deben procurar estar preparadas para estas recesiones. Es mucho más fácil llevar a cabo las estrategias anteriores con antelación, en lugar de esperar hasta el último momento. Cuanto más cerca de una recesión se intente seguir estas estrategias más difícil será estar bien preparado.

Incluso si se planifica con antelación, puede ser aterrador vivir una recesión. Pero la buena noticia es que no duran para siempre. Lo único que podemos hacer es planificar para lo peor y esperar lo mejor.

Gran cantidad de jóvenes han invertido en criptoactivos atraídos por sus elementos innovadores: operan en el ámbito digital, están aparentemente al margen de las normas y la custodia de los mercados tradicionales y ofrecen prometedoras inversiones.

Y así ha sido en determinados casos, pero en los últimos meses, muchos de esos inversores han perdido sus ahorros por la volatilidad del mercado digital. Ante esta situación cabe preguntarse si es necesario que los jóvenes mejoren su cultura financiera, de modo que les sirva de protección frente a amenazas emergentes y desconocidas.

Se puede ser cryptofriendly y estar a favor de las normas. Se pueden tomar decisiones financieras de alto riesgo como forma de vida. Incluso se puede invertir de forma inteligente y sensata y, aun así, salir perdiendo. Pero mejor si se hace conociendo el terreno que se pisa. Esto es, con cultura financiera.

Sin manual de instrucciones

Los jóvenes llegan a la edad adulta, comienzan a estudiar en la universidad, a trabajar en empresas y a formar sus propias familias a la vez que tratan de entender cómo funciona el mundo. Entretanto, se empapan de la cultura imperante en cada campus o en cada organización. Por ello, es casi obligatorio generar espacios de reflexión conjunta sobre aspectos cotidianos de la cultura de legalidad: desde foros e intercambio de opiniones con profesionales expertos hasta las explicaciones informales de un profesor universitario.

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Y ahí está la importancia de reflexionar sobre la situación de las criptomonedas: tener cultura financiera no es solo conocer, sino asegurar las decisiones económicas y financieras presentes y futuras. Conocer el funcionamiento de la tecnología que subyace a las inversiones digitales permite superar la simple visión especulativa y comprender realmente el valor añadido que los criptoactivos aportan al ecosistema financiero actual.

Entorno volátil y futuro incierto

Es normal que en mercados volátiles y poco rentables se busquen nuevas formas de inversión. Innovar y arriesgarse es un instinto natural de los jóvenes. No obstante, la regulación amplificada y la tecnología en constante cambio facilitan la rápida obsolescencia de los conocimientos y las buenas prácticas que se enseñan en la educación formal.

A esto deben añadirse las diferentes formas de innovación criminal, que aprovechan toda tecnología disponible. Los riesgos de estafas, esquemas piramidales u otras actividades ilícitas, e incluso el uso de los criptoactivos para blanquear capitales generan un importante impacto económico en la sociedad. Además, las limitaciones para operar en las plataformas de criptodivisas provocan temor hacia una tecnología que no fue diseñada para malos usos.

Otros aspectos fundamentales para enfrentar estas amenazas son el cumplimiento de las normas y el respeto al sistema tributario. Esto es perfectamente compatible con hacer inversiones financieras de éxito basadas en tecnología blockchain. Si bien es cierto que no se trata de una tecnología nacida para ser regulada, tampoco toda regulación financiera mata la innovación.

La fórmula del equilibrio está en manos de los poderes legislativos, que son quienes establecen las obligaciones pero que también deberán permitir estas operaciones digitales pues, como ocurre en la economía analógica, de estas nuevas formas de inversión nacerán empresas y startups.

Inversión y legalidad, dos socios con futuro

Parece que el mundo cripto ha venido para quedarse (al menos un buen rato) y, dado el interés que suscita, se hace fundamental distinguir entre especular con lo desconocido como acto de imprudencia e invertir en innovación tecnológica para generar riqueza.

Podemos decir que la educación financiera combinada con la cultura de la legalidad es la auténtica respuesta a las necesidades planteadas: el fomento de la cultura financiera y el cumplimiento normativo en universidades y empresas promueven comportamientos éticos y basados en el conocimiento. Solo entendiendo cómo funciona el mundo podremos tomar decisiones sensatas sobre cómo invertir en él.

TikTok se ha vuelto una amenaza para el reinado de Meta (empresa matriz de Facebook, Instagram y Whatsapp) por varios motivos:

  • Tiene un crecimiento exponencial.
  • Desde 2021 es la aplicación más descargada del año.
  • Alcanzó fácilmente los mil millones de usuarios mensuales.¿Le gusta lo que lee? ¿Quiere más?Suscribirme al boletín
  • Tiene un excelente rendimiento en todos los mercados (Europa, Asia, EE UU, Latinoamérica, Medio Oriente y Norte de África).
  • Su popularidad entre la Generación Z (los nacidos entre 1997 y 2021) estadounidense es superior a la de Instagram.

Nos encontramos en el mismo contexto en el que Snapchat, con sus filtros y la invención de las stories, comenzó a arañar en 2016 usuarios jóvenes a las plataformas de Mark Zuckerberg. Se generó entonces un nuevo concepto audiovisual basado en el impacto de lo efímero.

Instagram respondió copiando con éxito y sin ningún pudor el modelo de historias que desaparecen en 24 horas. De hecho, Kevin Weil, uno de sus directivos, vino a decir que copiar es el modo como trabajan las tecnológicas y que las buenas ideas empiezan en un sitio y luego se expanden por toda la industria.

A Instagram no le ha funcionado copiar a TikTok

Sin embargo, Instagram ha impuesto a todos sus usuarios la tiktokización de su plataforma, primando el vídeo (los reels) sobre las fotografías y recurriendo al algoritmo para ver historias y contenidos de otros usuarios y no de los amigos a los que se sigue.

Esto ha generado una ola de indignación entre algunos instagramers, que acusan una pérdida de identidad de la plataforma. De hecho, miles de usuarios han firmado en Change.org la petición Hagan que Instagram vuelva a ser Instagram: deja de intentar ser TikTok, solo quiero ver fotos bonitas de mis amigos.

Petición en Change.org para que Instagram vuelva a sus orígenes: ‘Make instagram instagram again’. Fuente: Change.org

Ante la oleada de críticas, Adam Mosseri, el máximo responsable de Instagram, ha declarado: “Si no fracasamos alguna vez es porque no estamos pensando lo suficientemente en grande o de forma atrevida”. Sin embargo, en un videocomunicado también dejó claro que, “para ser honestos, el vídeo va a tener cada vez más peso en Instagram”.

https://www.instagram.com/reel/CgeQ5DqgSyv/embed/captioned/?cr=1&v=14&wp=598&rd=https%3A%2F%2Ftheconversation.com&rp=%2Fpodria-tiktok-hacer-desaparecer-a-instagram-188308#%7B%22ci%22%3A0%2C%22os%22%3A2483.2999999821186%7D

El futuro de Meta pasa por el vídeo

Tiktok ha sabido atraer a nuevos creadores de contenidos, ha construido un algoritmo que atrapa rápidamente al usuario ofreciéndole vídeos de interés nada más entrar en la red social. Además, lo ha sabido monetizar, por lo que sus ingresos son cada vez más elevados.

Por su parte, Meta es consciente de esta situación y sabe que el futuro de las redes sociales pasa por el videocentrismo. Instagram no quiere tener el mismo final que tuvo Fotolog, pero tiene que desarrollar y consolidar su estrategia de uso del vídeo.

Se estima que, en 2022, el 82 % de todo el tráfico de internet será de vídeo.

Las citas en línea y deslizar la pantalla a la derecha para decir a alguien que nos gusta son el statu quo del ligue en la era digital. Prácticamente han desaparecido los días en los que se conocía a ese alguien en un bar. Pero ¿qué ha pasado con el coqueteo en la máquina de café? Eso permanece, aunque la relación consentida en la oficina ha sido, durante décadas, un tabú.

Hay muchas razones por las que alguien puede entablar una relación en su lugar de trabajo. Los estudios demuestran que las personas gravitan hacia otras personas con rasgos de personalidad, antecedentes, creencias e ideas comunes. La proximidad y la familiaridad también influyen en la atracción, algo que los psicólogos llaman el efecto de mera exposición.

Para bien o para mal, las oficinas son un lugar en el que las personas con ideas afines coinciden durante muchas horas. Así pues, no es de extrañar que muchas estén abiertas al amor en el trabajo. Una encuesta realizada en Reino Unido en 2020 reveló que el 18 % de los británicos conoció a su pareja actual o más reciente a través del trabajo.

Si estás pensando en entablar una relación con tu compañero o compañera de mesa, o incluso con tu jefe o jefa, aquí tienes algunas cosas que debes tener en cuenta.

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1. ¿Es una relación jerárquica?

A pesar de su prevalencia, los ligues de oficina siguen estando mal vistos, y más después del movimiento #MeToo. Decidir iniciar una relación con diferencia jerárquica en el trabajo (cuando uno de los miembros de la pareja tiene una posición con mayor rango que el otro) no es algo que deba tomarse a la ligera.

Una persona de menor estatus laboral que se empareje con su jefe o con un trabajador de mayor rango a veces tiene que enfrentarse a cotilleos y a tapones en su carrera a causa de esa relación. Aunque algunos puedan pensar que una relación así podría ayudarles a progresar en el trabajo, en realidad su situación sentimental podría obstaculizar su progreso. Se ha descubierto que la persona de menor estatus en esa relación tiene menos probabilidades de ser promocionada o recomendada para oportunidades de formación.

2. ¿Cómo puede afectar al rendimiento laboral?

Con el amor y el sexo en el cerebro, ¿alguien consigue trabajar? La postura general es que el besuqueo es malo para los negocios y afecta a la productividad. Los estudios muestran que los sentimientos de pasión y amor, especialmente en las primeras etapas de una relación, pueden afectar negativamente a la productividad porque nuestras mentes están en otra parte y no en las tareas que tenemos a cargo.

Un hombre sentado en su mesa mientras una compañera le toca los hombros.
Los flirteos en la oficina son una fuente de distracción. Prostock-studio / Shutterstock

Esto es especialmente difícil en un entorno profesional, y cuando quizás haya que trabajar codo a codo con la pareja. Sin embargo, se pueden tomar medidas para evitar distracciones, como reducir al mínimo las comunicaciones que no estén relacionadas con el trabajo y evitar los gestos de intimidad en el espacio laboral.

3. ¿Lo permite su organización?

El flirteo y las citas son situaciones naturales, guste o no a las empresas. Prohibir las relaciones amorosas en el trabajo no es la solución y, en todo caso, solo consigue que se lleven a la clandestinidad.

A pesar de ello, hay empleadores que gestionan las relaciones mediante contratos de amor: normas y políticas escritas que confirman que la relación es consentida y voluntaria. Esto no solo está pensado para proteger a la pareja, sino para proteger al empleador de ser demandado por acoso si la relación se rompe.

Vista desde atrás de dos hombres vestidos de negocios caminando de la mano
Si sales con alguien del trabajo, mantén el contacto físico al mínimo en el entorno laboral. FLUKY FLUKY / Shutterstock

Es probable que los empleados no quieran revelar a sus superiores directos, al personal de recursos humanos o a sus compañeros con quién mantienen relaciones. De hecho, el artículo 12 de la Declaración Universal de Derechos Humanos protege el derecho de las personas a la vida privada y familiar, lo que podría explicar por qué los contratos amorosos no se utilizan en el Reino Unido.

Los empresarios tienen que equilibrar sus propios intereses empresariales con el derecho a la privacidad de sus empleados. Sin embargo, al igual que existen políticas y formación para abordar el acoso sexual, la discriminación y la salud mental, también es necesario abordar los romances en el lugar de trabajo. La empresa debe tener políticas y directrices accesibles (y razonables) sobre la divulgación de las relaciones, especialmente cuando son jerárquicas.

4. ¿Qué pasa si se rompe la relación?

Si bien nadie planea que su relación termine, las cosas suceden y es mejor estar preparados. En una relación fuera del lugar de trabajo una ruptura puede significar que la productividad disminuya o que se necesite descanso por salud mental. Pero si se trabaja con una expareja hay otras cuestiones que tener en cuenta, como si tienen que interactuar o trabajar juntos en un proyecto.

Cuando corresponda, debe ser posible solicitar un cambio de equipo o trabajar de forma remota hasta que se recupere la calma.

Las empresas también pueden ofrecer asesoramiento o programas para apoyar a los empleados que atraviesan momentos difíciles, como depresión, duelo o las secuelas por la ruptura de una relación.

En última instancia, la forma en que los empleadores eligen gestionar el romance en el trabajo depende de que:

  1. Reconozcan que las relaciones en el lugar de trabajo existen.
  2. Comprendan que los empleados más felices y satisfechos tienden a ser más productivos y colaboran mejor en los equipos.

Lo mejor para los empleadores es apoyar el bienestar de los trabajadores, incluso (y especialmente) cuando esos trabajadores se enamoran.

Cada año, desde 1990, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publica su informe anual sobre desarrollo humano. Aquel primer informe sirvió para la introducción del concepto de desarrollo humano, inspirado en las aportaciones del Premio Nobel de Economía 1998, Amartya Sen, y del índice de desarrollo humano (IDH).

¿Cómo ha cambiado el desarrollo humano?

Un repaso por los títulos de los informes anuales del PNUD nos permite ver la evolución del mundo en las últimas tres décadas. Hubo años en los que reinaba el optimismo y los informes tenían títulos como Financiando el desarrollo humano (1991) o Desarrollo humano para todos (2016). El último, publicado el 8 de septiembre de 2022, se titula Tiempos inciertos, vidas inestables, denotando el pesimismo que parece reinar hoy en día.

Lo cierto es que en 2020 el IDH cayó por primera vez desde que empezó a calcularse, y en 2021 volvió a suceder: ha ido bajando de 0,739 en 2019 a 0,735 en 2020 y a 0,732 en 2021.

El año pasado el índice se situó en niveles similares a los que tenía cuando se aprobó la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030.

En 2020 el IDH se redujo en el 87 % de los países y en 2021 en el 51 %. Ha sido mucho mayor el impacto de la crisis de la covid-19 sobre el desarrollo humano que el de la crisis financiera de 2008, cuando solo en un 20 % de los países se redujo su valor.

Evolución del índice de desarrollo humano entre 1990 y 2021. _Informe sobre Desarrollo Humano 2022_, PNUD.

El empeoramiento del contexto actual se debe a una combinación de fuertes inestabilidades:

  • Los efectos socieconómicos y sanitarios de la pandemia.
  • Los conflictos antiguos y los nuevos (como el de Rusia y Ucrania).
  • La permanente amenaza de deterioro medioambiental.

Según el PNUD, todos estos factores dan lugar a un nuevo complejo de incertidumbres que genera a dos paradojas:

  • La existencia de progreso con inseguridad.
  • La convivencia de progreso y polarización.

Asistimos pues a grandes transformaciones sociales y a una creciente polarización en un contexto de:

  • Persistente deterioro medioambiental, lo que exige grandes ambiciones políticas.
  • Fuerte constricción del comercio internacional de bienes intermedios, necesarios para la producción de bienes finales (microchips, petróleo).
  • Defectuoso funcionamiento de los viejos organismos de gobernanza mundial, poco preparados para afrontar el nuevo panorama mundial.

¿Qué nos depara el futuro?

En su informe, el PNUD renuncia a plantear escenarios de futuro ante los altos niveles de incertidumbre. Sin embargo, analiza con detalle algunos de los elementos que la provocan. Nos centraremos en algunos de ellos.

La pandemia ha provocado un gran deterioro de la salud mental. La prevalencia se ha incrementado en un 25 %, afectando en mayor medida a mujeres y hogares con ingresos más bajos. Por lo tanto, este es un nuevo elemento que agudiza la desigualdad. Cabe señalar que, aunque los problemas de salud mental son la principal causa de discapacidad, solo el 10 % recibe tratamientos especializados.

Asimismo, se están incrementando las desigualdades en las denominadas capacidades aumentadas. En 2019, el PNUD introdujo este concepto con el que buscaba ir más allá de los tres indicadores básicos del IDH (esperanza de vida al nacer, indicadores de educación y renta per cápita), y considerar otras variables para modernizar la medición del desarrollo humano. Entre las capacidades aumentadas encontramos:

  • Educación de calidad en todos los niveles.
  • Acceso a internet de alta velocidad.
  • Acceso y manejo de tecnologías avanzadas.
  • Acceso a servicios sanitarios de calidad.

Si bien se observa un incremento en la esperanza de vida al nacer, hay otras desigualdades en materia de salud que hay que considerar. Por ejemplo, en julio de 2022, el 72 % de las personas de los países de ingresos altos tenían al menos una dosis de la vacuna contra la covid-19, frente al 21 % de los ciudadanos de los países con bajos ingresos.

Por otra parte, la polarización política aumenta en todas las regiones del mundo y la democracia se resiente. En este escenario se dificultan los acuerdos en políticas de Estado y entre países para abordar los nuevos retos globales.

Tan solo el 45 % de las personas viven en países democráticos. Mientras tanto, el 17 % de las personas viven en países con regímenes híbridos y el 37 % bajo gobiernos autoritarios.

El índice de democracia calculado por Economist Intelligence Unit ha pasado de 5,52 en 2006 a 5,28 en 2021. Esta caída se da en todas las regiones del planeta sin excepción.

¿Cómo medimos el desarrollo humano?

El Nobel indio de economía Amartya Sen ha denunciado siempre que la pobreza y la falta de oportunidades económicas son obstáculos para el ejercicio de las libertades fundamentales y la adquisición de las capacidades necesarias para el desarrollo humano:

“El desarrollo como libertad se enfoca en los fines o, más exactamente, en la libertad para lograr los objetivos vitales que una persona elige con su razonamiento. Ese es el cambio de enfoque que implica pasar del desarrollo como crecimiento económico al desarrollo como libertad”.

A partir de estas aportaciones se diseñó el índice de desarrolllo humano como una alternativa al omnipresente producto interior bruto (PIB).

El IDH tiene tres pilares:

  1. La longevidad, como expresión de una atención adecuada de la salud y la nutrición. Se mide a través de la esperanza de vida.
  2. La educación, como base del conocimiento. Se mide con los años esperados de escolarización y la media de años escolarizados.
  3. La capacidad adquisitiva, medida a través del PIB per cápita.

Hay otros indicadores basados en este índice que complementan la información sobre el desarrollo humano, o que matizan algunas de las críticas que tiene el IDH. Estos son:

Ante la incertidumbre y la inestabilidad, ¿qué hacer?

El PNUD propone abordar el nuevo complejo de incertidumbres a través de:

  • Inversiones para enfrentar los nuevos retos globales. Destacan la provisión de bienes públicos globales, el fomento del desarrollo humano basado en la naturaleza y el incremento de la participación ciudadana.
  • El incremento de la seguridad en su concepción más amplia, para proteger de todas las contingencias a la población. Algunos instrumentos que destacan son las políticas macroprudenciales, la protección social, el acceso a servicios básicos, la protección de los derechos humanos y la deliberación pública.
  • La innovación tecnológica, económica y cultural. Se busca consolidar los procesos de paz, incrementar la eficiencia energética, introducir la innovación social y abordar los crecientes problemas de desinformación.
Ámbitos de actuación en el desarrollo de políticas nacionales y supranacionales para apuntalar el desarrollo humano. _Informe sobre Desarrollo Humano 2022_, PNUD.

Como dice el propio informe PNUD en su última página, “el camino que sigamos a partir de ahora solo depende de nosotros”.

Existe un conjunto de bienes y servicios que los economistas clasificamos como de consumo no excluyente (no existen medios para impedir que se disfrute de él) y, por tanto, dado que no existen incentivos para que el mercado los ofrezca, es el estado quien lo hace.

Nos referimos a la educación y la sanidad públicas, la atención a dependientes, las infraestructuras, la seguridad colectiva, el cuidado del medio ambiente, la conservación del patrimonio común, etc.

Para ello, y dado que serán quienes los disfrutarán, el estado necesita que ciudadanos y empresas contribuyan a su sostenimiento a través del pago de impuestos.

Cuanto mayor es el nivel de servicios públicos que ofrece, mayor es la presión fiscal que el gobierno ejerce sobre sus contribuyentes, si bien en la mayoría de los países se aplica el principio de progresividad: los tributos han de crecer más que proporcionalmente en relación con la capacidad económica del sujeto fiscal. Este principio encaja perfectamente con otro de los objetivos a los que también contribuye la política fiscal: la redistribución de la renta y la igualdad de oportunidades.

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Sin embargo, una cosa es que surja la obligación de contribuir y otra es que se cumpla. Hay ciudadanos y empresas que intentar escapar a esa obligación y, por tanto, la ley prevé mecanismos de inspección y de sanción para evitar el fraude y la evasión fiscal.

Frecuentemente, con casos recientes como el del ministro Pedro Duque y algo más alejados en el tiempo como el del exministro Rafael Catalá, también conocemos que se busca evitar o reducir el pago de impuestos a través de opciones que sin ir directamente contra la ley, tienen una difícil justificación. Por ejemplo, se aprovecha que el tipo del impuesto de sociedades es menor que el del impuesto de la renta de las personas físicas para rentas elevadas para crear empresas ficticias que canalizan dichas rentas o se buscan domicilios fiscales que ofrecen determinadas ventajas aun cuando la residencia efectiva es más que dudosa.

Sin duda, conseguir que estas prácticas se erradiquen también debería ser uno de los objetivos a perseguir por los gobernantes como elemento de mejora de la política fiscal.

Objetivo: mejorar la economía

Otro objetivo de la política fiscal consiste en mejorar el funcionamiento de la economía a través de promover determinados comportamientos en los agentes económicos (por ejemplo, los impuestos sobre la gasolina buscan reducir los niveles de contaminación) pero también en suavizar los efectos de las crisis. De hecho, ahora que nos acercamos a los 20 años del nacimiento del euro y con una política monetaria inexistente a nivel nacional y limitada a nivel europeo por los bajos valores del tipo de interés, este segundo aspecto se ha convertido en mucho más relevante de lo que había sido hasta entonces.

Desde esta perspectiva, se acostumbra a distinguir entre dos componentes de la política fiscal: los estabilizadores automáticos y las medidas discrecionales.

Los estabilizadores automáticos actúan de manera inmediata ante un cambio en la coyuntura: por un lado, en un período de recesión los ingresos impositivos se reducen debido a la caída de la actividad económica y el consiguiente cierre de empresas y pérdida de puestos de trabajo y, por otro lado, el gasto público aumenta al hacer frente a un mayor número de prestaciones por desempleo y otras ayudas sociales vinculadas a la caída de renta de los ciudadanos.

Déficit público y nuevos impuestos

Cuando los gastos superan los ingresos aparece el temido déficit público y la necesidad de endeudarse para hacer frente a los compromisos adquiridos.

En cambio, en un período de expansión ocurre lo contrario: los gastos se reducen y los ingresos aumentan, facilitando así el equilibrio de las cuentas públicas.

Sin embargo, los gobiernos también pueden intentar adoptar medidas puntuales como, por ejemplo, la creación de nuevos impuestos, la modificación de los tipos impositivos o la reducción o eliminación de determinados subsidios con el objetivo de alterar de manera deliberada el funcionamiento de los estabilizadores automáticos en un sentido o en otro. Éstas son las medidas discrecionales.

A principios de 2008 la mayoría de gobiernos (y el español de manera muy clara) adoptaron medidas discrecionales expansivas con el objetivo de hacer frente a una crisis que suponían menos grave de lo que acabó siendo. Como bien saben, esta situación se tradujo en aumentos del déficit público y de la deuda pública (y de la prima de riesgo) que posteriormente hubo que corregir a través de las conocidas como “medidas de austeridad”.

Las medidas anticrisis

En este sentido, existe hoy en día un interesante debate académico sobre porqué no funcionaron las medidas expansivas adoptadas al inicio de la crisis y cuál es el valor “real” multiplicador del gasto público, es decir, la capacidad del gasto público para generar demanda sobre otros sectores de la economía y que a su vez impulsan otras actividades.

Otros autores, en cambio, argumentan que existen otros factores a tener en cuenta.

El imperativo electoral

Por un lado, la incapacidad de los gobiernos para “diagnosticar” de manera adecuada la situación real en la que se encuentra su economía. En un mundo en el que el big data está cambiando la manera de funcionar de consumidores y empresas, el sector público debería también incorporar herramientas de este tipo para conocer mejor el estado de la economía y poder tomar medidas de política económica adecuadas a esa situación.

Por otro lado, otros autores argumentan que el problema real es que el ciclo electoral interfiere de manera clara en las decisiones de los gobiernos a la hora de adoptar medidas discrecionales: se piensa más en términos de votos que en lo que realmente es importante para el país a medio y largo plazo. Esperemos que, pese a los débiles equilibrios parlamentarios, nuestros gobernantes no cedan a medidas de claro corte electoralista.

Emmanuel Macron anunció hace unas semanas el fin de la abundancia. En concreto, el presidente de la República Francesa dijo: “Vivimos el fin de lo que podía parecer una triple abundancia: la de la liquidez sin coste (…), la de productos y tecnologías (…) y de tierras, materias primas y agua”.Emmanuel Macron habla en el Consejo de Ministros del 25 de agosto del “fin de la abundancia”.

Descartamos que Macron haya mutado en anticapitalista, pero eso no le impide ver las fisuras y la deriva del sistema económico mundial. Y es que el mundo se resiente porque la inflación aprieta, el cambio climático empieza a molestar, la guerra anuncia desajustes estructurales…

Pero el presidente francés no ha descubierto nada. Desde la primera industrialización hay literatura que advierte de cómo la abundancia no es un rumbo sino una deriva. Incluso antes, encriptadas en la doctrina cristiana, las escuelas escolásticas cargaban contra el lujo. Que siglos después y tras la caída de la URSS, el historiador Francis Fukuyama decretase el fin de la historia solo sirvió para que textos mucho mejor fundamentados le desautorizasen.

Y es que la historia de Fukuyama era una historia de la abundancia.

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¿Qué sociedad?

El sueño del crecimiento ininterrumpido (con sobresaltos fatales que nunca han acabado de despertar a los soñadores) llevaría al despliegue de políticas neoliberales.

Desde los 80 emergen estrategias que, más o menos abiertamente, pretenden difuminar el concepto de sociedad. “There is not such a thing as society” (la sociedad no existe), decía Margaret Thatcher. Y, si no hay sociedad, no hay fundamento para una estructura redistributiva.

Los Estados que privatizaban las empresas de telecomunicaciones, energéticas y de transportes (los grandes negocios del posfordismo) se podían permitir prescindir de lo social. Aquellos negocios fueron el combustible que alimentó el sueño de la clase media durante décadas de liquidez, crédito y contaminación.

Pero el combustible se acaba y aquella clase media debe empeñar su propia vida en mantener la rueda girando: se intensifica la exposición de los cuerpos como mercancía y la venta de la intimidad, el trabajo se encapsula en empleos cada vez más precarios y se cotiza a una caja que quizá esté vacía el día de la jubilación.

La clase media lo es solo a veces, cuando puede acercarse a la abundancia. Cuando compra un coche o cuando, en momentos de crédito fácil, accede a una vivienda digna. Pero es una clase media con pies de barro que nutre cada vez más la pobreza estructural.

Negocio y redistribución desigual

Las estrategias de negocio del posfordismo (tecnología, datos, energía…) no están enclaustradas en el tiempo y en el espacio. Al contrario que en el fordismo (con sus cadenas de montaje y sus masas trabajadoras), ya no se necesitan contratos laborales de larga duración que vinculen formalmente al sujeto que produce con la empresa. Ya no hay empresas que produzcan una sola mercancía de modo constante durante tiempo indefinido.

Los vaivenes del mercado resitúan la inversión a golpe de clic. El dinero mira, selecciona, suelta lastre y activa y desactiva al personal con ligereza.

Sin embargo, la distribución del capital en esta sociedad líquida se sigue procurando a través de los empleos, pero cada vez más precarios. Si el fordismo inventó que los obreros se comprasen el coche que fabricaban, el posfordismo ha dado una vuelta de tuerca para hacer de las personas una mercancía como cualquier otra. Personas que al consumir producen y que solo son recompensadas por una mínima parte de eso que producen. El viejo concepto de plusvalía palidece ante la capacidad reproductiva de los grandes capitales. Y así es que la OIT advierte de que el acceso al empleo no es garantía de evitación de la pobreza.

Surgen, episódicas, políticas redistributivas que apelan al concepto de sociedad: el aumento del salario mínimo interprofesional, la fijación de rentas vitales, las contenciones de la liberalización del mercado laboral o iniciativas impositivas sociales. Políticas que, desde la perspectiva neoliberal, son consideradas obstáculos para la atracción de capitales, o sea, obstáculos para el progreso y la abundancia.

Abundancia vs. progreso

Un coche es mercancía; la energía es mercancía; los datos son mercancía; un volcán en erupción, el planeta, los cuerpos, el trabajo. Mercancías. Se paga por tenerlas, por verlas, por alquilarlas… Tanta mercancía en movimiento compone la abundancia.

Durante décadas, el mundo liberal vivió sumido en la ilusión de que la abundancia, el acceso a recursos de modo ilimitado, era un síntoma de progreso. Aun hoy, mediáticamente, se pretende señalar como Estados fallidos aquellos que no garantizan el acceso a cualquier mercancía en cualquier momento.

La estrategia empresarial de la inmediatez de Amazon y Google (que el paquete llegue ya mismo, que el contenido pueda disfrutarse aquí y ahora) se ha convertido en un estándar de bienestar que los Estados, como organizadores de lo público, no deberían pretender. Al contrario, incluso. Porque la estrategia del acceso inmediato a las mercancías, la estrategia de la abundancia, es la que transforma a los individuos en instrumentos de esa misma abundancia. En mercancías. Eso que en otros tiempos se llamaba alienación. Y la alienación es el momento antagónico del progreso social.

Si el presidente Macron nos previene del fin de la abundancia, quizá se le debería interpelar con alguna pregunta: ¿el fin de qué abundancia? ¿También el de las personas mercantilizadas? ¿También el de las personas como sujetos de servicio siempre a disposición? Ojalá.

Los departamentos de recursos humanos de las empresas llevan un tiempo preocupados por la atracción y retención de talento. Concretamente, en algunos puestos relacionados con carreras técnicas (ingeniería, matemáticas, informática, etc.) cada vez es más difícil encontrar perfiles no ya especializados, sino que se acerquen a los requerimientos que las empresas definen.

Un problema real

Las vocaciones hacia las carreras técnicas han disminuido en los últimos años, bien por la dificultad de estas carreras bien por una falta de vocación. El Gobierno de España ha realizado esfuerzos para dirigir a los jóvenes hacia estas titulaciones. En el caso de las mujeres, la educación CTIM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) ha sido una realidad en los últimos años. El objetivo: incorporar más mujeres a titulaciones cubiertas históricamente por hombres.

A lo anterior hay que añadir la bajada de la natalidad, que ya empieza a notarse. El invierno demográfico avisa de una disminución de la población laboral futura, algo que afectará a muchas profesiones. Sin duda esto agudizará el problema, máxime si se atiende a la transformación digital que cobra cada vez más protagonismo.

Por tanto, el mundo necesita un tipo de talento que descansa sobre lo técnico, y donde los rasgos de inteligencia ligados al razonamiento abstracto y al lógico-matemático van a ser especialmente requeridos.

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La cruda realidad

Los datos actuales señalan que un trabajador pasará por 12 empresas a lo largo de su vida laboral. Esta tendencia ya se está dando en las nuevas generaciones cuando las de nuestros padres solo trabajaron en una empresa en toda su vida.

En el caso de las titulaciones técnicas, esto será más acusado. Esa rotación, en el pasado vista como excesiva, se empieza a ver como algo positivo por el valor añadido que proporciona el vivir diferentes proyectos y culturas empresariales frente al inmovilismo que deja tras de sí permanecer todo el tiempo en un mismo lugar de trabajo.

Hace algunos años vimos cómo algunos profesionales de la informática rechazaban empleos que implicaran trabajar un viernes por la tarde. Recientemente una directiva de una empresa TIC nos manifestaba su frustración ante trabajadores contentos con las condiciones y el salario que se iban de la empresa después de 12 años solo para conocer otras realidades. No es una cuestión de salario ni condiciones, cuando no falta la oferta.

Buenas prácticas

Algunas empresas han comenzado a trabajar la retención de talento. Para ello ponen en práctica una política de incentivos adecuada a las nuevas generaciones, como incentivos mensuales para gastar en deporte (por ejemplo, cuota de gimnasio, compra de ropa y material deportivo, alquiler de pistas, pago de cursos), cultura (por ejemplo, entradas para espectáculos, compra de libros, discos, entradas a museos, cuota de servicios audiovisuales de suscripción), salud y cuidado (por ejemplo, masajes, nutrición, pedicura, clases de yoga, etc.).

Se trata de una apuesta dirigida al bienestar y el ocio del trabajador: Como empresa, demuestro mi interés por ti como persona. Y, además, me interesa fomentar un hábito sano (salud, cultura y deporte) para reducir las posibles bajas por temas de salud.

Además, algunas empresas incorporan un plus de permanencia anual, para premiar a los empleados que continúan en la empresa. Se trata de incentivar a aquellos trabajadores que no cambian de empresa. La fidelidad tiene premio.

Otras empresas incluyen la bonificación por recomendar a conocidos que acaben contratados por la empresa. Cuando sale una vacante, la empresa prefiere que se incorpore un conocido o familiar de un trabajador en activo. ¿El motivo? Le va a transmitir la cultura de la empresa y le va a ayudar en su incorporación y resolución de dudas. El trabajador no va a recomendar a alguien que no sea válido. Eso sería echar piedras en el propio tejado. En este caso, la empresa bonifica al trabajador que realiza la recomendación con un bonus.

La organización de competiciones deportivas entre empleados u otros eventos masivos son medidas dirigidas a fidelizar a los empleados.

La importancia de lo emocional

En definitiva, las empresas pioneras establecen políticas de recursos humanos más allá de las clásicas: pagar cursos, organizar actividades grupales, dar un móvil o coche de empresa, pagos de comida o cesta de navidad. Con la flexibilidad horaria, las jornadas intensivas o el teletrabajo también se ha dado un paso adelante.

El objetivo es lograr que el empleado se sienta a gusto, valore su estatus y no quiera abandonar la empresa. Si el salario es suficiente para cubrir las necesidades del trabajador entran en juego otros incentivos destinados a lo emocional: sentirse querido, percibir que es importante y que la empresa se preocupa por su bienestar.

Estos vínculos emocionales tienen su poder. Aunque tenga una buena oferta externa, si se siente querido en la empresa y por la empresa, tendrá que pensárselo antes de tomar una decisión. No se trata de algo racional, sino emocional. Y este mecanismo hace que el trabajador dude antes de abandonar la empresa.

Ante el miedo a la fuga del talento, las empresas tienen que emplearse a fondo con el objetivo de lograr el compromiso del empleado. Como en cualquier relación, eso se logra desde las emociones, desde los sentimientos. La demostración efectiva de que el trabajador interesa a la organización se convierte en un buen aliado de las políticas de gestión del talento. Y el trabajador debe valorar los esfuerzos de la empresa para su integración, crecimiento y desarrollo.

¿Cómo tienen que hacer las empresas para retener el talento? Abordando las emociones.