La conformación de un equipo de trabajo es crucial para el éxito o fracaso de cualquier empresa. Disponer de un amigable entorno social es clave para que cada uno de los elementos de la compañía desarrollen y potencialicen sus habilidades.
Un equipo de trabajo en donde existan fenómenos factores como la discriminación o la injuria pueden ser graves obstáculos para la productividad de la empresa.
En ese sentido, Querétaro enfrenta un sensible rezago en dicho flagelo social, pues de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), tres de cada 10 queretanos admiten haber sido víctimas de discriminación, condición que coloca al estado como la tercera entidad federativa con mayor presencia de segregación, por debajo de Yucatán y Puebla.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación, con datos al 2022, en Querétaro, el 30.5 por ciento de los adultos afirman haber sufrido algún acto de discriminación, condición que lo sitúa en el nada orgullo tercer sitió a nivel nacional, debajo de Yucatán y Puebla, (con el 32.1 y 30.6 por ciento respectivamente).
Incluso, entidades con menor desarrollo económico, como Chiapas y Nayarit, reportaron sustancialmente una menor incidencia de discriminación entre su población respecto a Querétaro: Apenas el 18.9 y 17.9 por ciento, en ese orden.
Un dato muy preocupante es que, lejos de mostrar una tendencia a la baja la discriminación en Querétaro, lo cierto es que el flagelo va en aumento, pues pasó de 19.4 por ciento de la población víctima de segregación en 2017 a 30.5 por ciento en 2022, lo que implicó un incremento de 57.6 por ciento en dicho periodo. Incluso dicha tasa de crecimiento coloca al estado como la entidad que registró la mayor alza en la materia.
Cabe destacar que el porcentaje de 30.5 por ciento de la población queretana víctima de discriminación supera sustancialmente al promedio nacional de 23.7 por ciento.
¿Cómo se discrimina en México?
De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), la discriminación racial, por ejemplo, limita las oportunidades de crecimiento económico y la calidad de las democracias. El racismo, agrega el instituto, genera caos, incertidumbre y costos económicos tanto para discriminados como discriminadores.
El organismo advierte que un costo específico es su efecto en los mercados laboral, en donde la discriminación merma tanto la productividad como los principios meritocráticos, sustento de todo mercado competitivo.
Y en México, lamentablemente el fenómeno de la discriminación continúa latente, Se estima que del total de población de 18 años y más, 23.7 por ciento manifestó haber sido discriminada en los últimos 12 meses por alguna característica o condición personal.
Entre las forma de discriminación figuran el tono de piel, manera de hablar, peso o estatura, forma de vestir o arreglo personal, clase social, lugar de residencia, creencias religiosas, sexo, edad, orientación sexual, ser una persona indígena o afrodescendiente, tener alguna discapacidad, tener alguna enfermedad, opiniones políticas, estado civil o situación de pareja o familiar, entre otros, de acuerdo con el INEGI.