A escala internacional los estudiantes parecen alejarse de los títulos académicos, sin embargo, en Querétaro las instituciones de educación superior extranjeras quieren aprovechar la necesidad de mano de obra calificada que demanda el nearshoring.
La Arkansas State University y la Texas State University invirtieron en Querétaro, sin embargo, puede parecer una decisión arriesgada ante las tendencias internacionales respecto de la conveniencia de realizar estudios de educación superior.
El sitio de internet, Intelligent.com, generador de contenido para estudiantes, realizó una encuesta a 800 empleadores, la cual arrojó que 45% de las empresas en Estados Unidos proyecta prescindir de la exigencia de un título universitario para algunos puestos laborales.
En el país vecino la tendencia entre los jóvenes es creer que ir a la universidad no vale la pena, sobre todo ante el auge de influencers que ven en la generación de contenido digital una opción para generar ingresos extraordinarios sin la necesidad de una carrera. Sin embargo, en México, la realidad es otra.
De acuerdo con el Centro de Investigación en Política Pública IMCO, los mexicanos con licenciatura ganan 78% más que quienes sólo tienen bachillerato. Además, tienen una tasa de formalidad 51% mayor, y tres veces más probabilidades de seguir creciendo dentro de las organizaciones.
Una de las razones que sustenta la confianza de las universidades estadunidenses en México, como polo de inversión, son los potenciales beneficios que traerá el nearshoring, estrategia que consiste en reubicar parte de la producción o los procesos comerciales de una empresa a países cercanos a su mercado principal.
Querétaro es uno de los estados que se ha beneficiado del nearshoring, pues al menos se han registrado 47 proyectos empresariales relacionados con ese fenómeno. En ese sentido, la demanda de capital humano especializado se ha incrementado.
Héctor Romo, socio líder de la oficina Querétaro KPMG México, considera que la academia juega un papel fundamental para que México y, en especial Querétaro, siga siendo un polo de atracción de inversiones.
“La iniciativa conocida como triple hélice en la que las empresas, el gobierno y la academia hacen sinergia para potenciar el talento humano de las comunidades es, sin dudarlo, la palanca sobre la cual se apoya gran parte de las decisiones de inversión, particularmente en las industrias que se encuentran en plena evolución, como son la automotriz, con la intensa transformación hacia la electromovilidad, digitalización, entre otros”.
Así como el anuncio de inversión y llegada de centros de procesamiento e inteligencia de datos, industrias que requieren de recursos humanos con capacidades técnicas de clase mundial en procesos de automatización y robotización, inclusive herramientas basadas en inteligencia artificial. La Texas State University campus Querétero, por ejemplo, tiene entre su oferta educativa programas de IA.
Para Romo, el gran reto está en empatar los tiempos en los que las nuevas inversiones planean iniciar operaciones y en tener el recurso humano capacitado y disponible para desempeñar las tareas requeridas.
Entonces, la actualización en los planes de carrera de las universidades o centros tecnológicos, con la inversión en equipos, software y tecnología que permitan proporcionar el entrenamiento y conocimientos requeridos, es indispensable para seguir siendo atractivos para los inversionistas.
La colaboración entre la academia y la industria avanza. El año pasado, la Coparmex nacional y la Arkansas State University firmaron un convenio de colaboración para promover el desarrollo educativo integral de los estudiantes, impulsar la investigación, la innovación y el desarrollo tecnológico.
Otro esfuerzo en ese sentido es el de la Universidad Aeronáutica de Querétaro, donde la industria, el gobierno y la academia trabajan en colaboración para generar profesionistas de alta especialización, con programas de educación continua que permiten tener una sustentabilidad en lo que tiene que ver con el recurso humano.
“Los participantes en las diferentes industrias pueden aportar recursos para financiar las inversiones que estos centros educativos requieren, la academia aportar a los facilitadores del conocimiento y el gobierno, las facilidades regulatorias y bolsas de trabajo para colocar el talento donde se requiera”, opina Romo.
Desde su perspectiva, este tipo de iniciativas replicadas por industrias es un mecanismo probado que ayuda a resolver una parte del reto del capital humano de las empresas.